Esta receta de albóndigas de bacalao ha sido mi último gran descubrimiento. Las miraba con gula cada vez que Lorena las traía para comer en el trabajo y a mi me tocaba un tupper de algo improvisado y hecho con prisas la noche anterior. Así que he decidido intentar cocinar las albóndigas de bacalao de Julia, su madre, para que todos podamos llevar unos tuppers como los de Lorena, que así la tarde se pasa mejor en el trabajo ;)
No me ha dado cantidades ni tiempos, que Julia es de esas madres que cocinan a ojo y siempre les quedan bien las recetas, así que he intentado "traducir" sus indicaciones. Después de hacerlas un par de veces creo que no ando muy desencaminada.
A ver, necesitaremos:
- 500 gramos de bacalao
- 2 rebanadas de pan de molde
- 1 huevo
- perejil
- 2 dientes de ajo
- sal
- pan rallado
- leche
Para la salsa:
- 1 cebolla
- perejil
- azafrán
Lo primero que haremos será desmigar el bacalao. Podemos comprar una bandeja de bacalao desmigado o filetes de bacalao, lo que prefiráis. Yo he utilizado una bolsa de 1/2 Kg de filetes de bacalao congelados. Tendremos que quitarle la piel y las espinas que traiga el bacalao pero no las tiréis, que hay sorpresa. Una vez hayamos limpiado los filetes de bacalao tenemos que desmigarlo, lo que haremos con los dedos. Se trata simplemente de dejar pequeños hilos de bacalao.
Con las espinas y las pieles de los filetes haremos un caldito para la salsa de las albóndigas. Las pondremos en un cazo y las cubriremos de agua. Podemos añadirle una pizca de sal. Lo tendremos a fuego medio alto unos 15 minutos. Después lo colaremos y dejaremos que se enfríe. Este es un toque personal que he añadido a la receta original de Julia (¡espero que le guste!).
Vamos a hacer mientras la masa de las albóndigas. En un bol pequeño pondremos las dos rebanadas de pan de molde (sin cortezas) y les echaremos por encima un chorrito muy escaso de leche para que nos ayude a deshacer las rebanadas.
En un bol grande pondremos el bacalao desmigado y añadiremos la mezcla de dos dientes de ajo, sal y perejil que previamente habremos machacado en el mortero. Mezclamos bien para que se forme una masa homogénea. Le añadimos a esta masa el huevo batido y volvemos a mezclar. Le incorporamos las dos rebanadas de pan deshechas.
Esta masa la meteremos en el frigorífico y la dejaremos reposar. Julia la deja reposar unas 4 horas pero yo no tenía tiempo esta vez así que lo reduje a unos unos 15 o 20 minutos.
Mientras, haremos la salsa.
En una sartén u olla amplia (después será en la que cocinaremos las albóndigas, así que debe ser de buen tamaño) pondremos un chorro de aceite de oliva y, cuando esté caliente, incorporaremos la cebolla picada muy fina. Dejaremos que se poche la cebolla, para lo que necesitaremos unos 12 o 15 minutos a fuego medio. Cuando la cebolla esté en el punto que nos guste añadiremos el caldo que hemos hecho con las pieles y las espinas del bacalao y lo pondremos a fuego medio para que la salsa se vaya haciendo despacio y así espese. Si nos ha quedado muy poco caldo podemos añadirle un poco de agua y un chorro de vino blanco.
Si antes de añadir el caldo a la cebolla pochada vemos que nos hemos pasado con el aceite para sofreír la cebolla, no hay problema. Con una cuchara quitaremos el resto del aceite de oliva. Así evitaremos que la salsa quede con grasa y el plato será más ligero.
Mientras se va haciendo la salsa vamos a freír las albóndigas. Cuando saquemos el bol con la masa de las albóndigas, si vemos que la masa queda muy líquida y no tiene una buena textura para hacer las bolitas, podemos añadirle un poco de pan rallado.
Haremos las albóndigas con las manos y las pasaremos por pan rallado. Las vamos reservando hasta que las hagamos todas. Con estas cantidades suelen salir unas 22 o 26 albóndigas más o menos, según el tamaño de bola que hagamos.
Cuando tengamos todas las bolas pondremos al fuego una sartén amplia con un abundante chorro de aceite de oliva. Cuando el aceite esté caliente iremos incorporando las albóndigas para que se doren. No es recomendable tenerlas mucho tiempo friéndose porque quedarán muy secas; ten en cuenta que aún nos faltan unos 10 minutos en la salsa. Daremos la vuelta a las albóndigas para que se doren por los dos lados. No es aconsejable meter todas las albóndigas de una vez en la sartén porque se pegarán y no se dorarán por todos los lados.
A medida que las saquemos de la sartén las pondremos en un papel absorbente para que pierdan todo exceso de aceite.
Ya así, sin salsa, las albóndigas están espectaculares. De hecho, en esta fase volaron unas cuantas... Para la próxima vez creo que haré la receta hasta este paso y acompañaré las albóndigas de alguna salsa, por ejemplo, mostaza de Dijon o salsa de yogur. Tiene pinta de quedar un aperitivo riquísimo.
El siguiente paso será meter las albóndigas en la cazuela grande donde tenemos haciéndose la salsa a fuego medio bajo. Removeremos bien y le añadiremos unas hebras de azafrán. Podemos añadirles un poco de perejil. Dejaremos que las albóndigas se cocinen durante unos 10 minutos.
Si queréis que las albóndigas tengan bastante salsa habréis de poner más cantidad de agua. Yo preferí dejarlas casi escurridas.
A mi me encantó el resultado. Sé que no estaban tan ricas como las de una madre pero al menos ese día llevé un tupper decente.
Al servirlas podemos espolvorearlas con una mijina de perejil cortado muy fino o con cebollino.
- Tiempo: una hora y cuarto (más hasta que consigas organizarte con los distintos pasos)
- Receta para 4 personas
- Dificultad: media alta
Esta receta te la copio. Estoy deseando tener un ratito una tarde y hacer las albóndigas de bacalao, siempre las habiámos hecho de carne, éstas quizás le gusten a la chica. La mijina de perejil es muy de la tierra eh? Besos grandotes.
ResponderEliminarAaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh... albóndigas... BACALAOOOOOOO... Este año la "operación bikini" se va a transformar en "operación traje de neopreno".
ResponderEliminarUn besote gordo, veci.
PD 1: Cuánto hacía que no oía (leía) "una mijina" :-P
PD 2: Espero foto de tu tupper de ensalada.